viernes, 11 de enero de 2008

Katherine Heigl en la portada de la Cosmo y de la Supertele

Y seguimos hablando de la chika estrella de Anatomia de Grey que aparece este mes en una publicacion americana y en españa en la revista Supertele:

COSMOPOLITAN



SUPERTELE



ARTICULO

Su papel de la inocente Izzie le ha reportado muchos éxitos, pero también inseguridades. Ahora que la interna mostrará su lado más frívolo en la cuarta temporada, ella se resiste a dejarse arrastrar

Esa imagen de candidez que nos arrebata delante y detrás de las cámaras es su principal handicap. Katherine Heigl es pura contradicción, como su personaje de Anatomía de Grey, la sensual Izzie. Mientras se esfuerza en librarse del cliché de rubia cabeza de chorlito –incluso tiene un aire a Marilyn Monroe, otra que nunca lo logró a pesar de su genial talento–, necesita gustar para respirar. Vive con intensidad el éxito, pero los miedos la asaltan. Esta actriz, mitad irlandesa y mitad alemana, sufre una extraña dicotomía en la realidad y la ficción. El desarrollo de su papel en la cuarta temporada de la serie de Cuatro no va a defraudar. Ahora, la cándida doctora Stevens soporta un calvario moral tras ser acusada de acostarse con un hombre casado, su colega George O’Malley (T. R. Knight). Pero, lejos de dejarse arrastrar por el peso de la culpa, insiste en mediar en un conflicto matrimonial del que no forma parte.

Un recuerdo ingrato

La actriz ha reconocido no estar demasiado orgullosa de la evolución de su personaje, quien, aunque se caracteriza por su bondad, no parece sentir remordimiento alguno por sus actos. “Supongo que este giro se debe a la necesidad de atraer a la audiencia”, se justifica Heigl. Quizá ella se resista a perder su halo angelical. No obstante, borrar cualquier signo de frivolidad ha sido una constante para la actriz. “Era una niña cuando tuve que actuar en tanga. Entonces utilizaron esa escena en el avance de la película (Mi padre, ¡qué ligue!) y todo mi colegio lo vio. Todavía hay hombres que se acercan por la calle y me lo recuerdan. ¡Pero si sólo tenía 14 años!”, exclama entre sorprendida y enfadada. Fue, sin embargo, en este filme de 1995, donde despuntó dando réplica a Gerard Depardieu. Siendo muy niña, convirtió el juego de posar en su mejor entretenimiento. “Era muy normal para mí trabajar cuando salía del colegio. Aquello me apasionaba”, recuerda Katherine, que fue top de la agencia de moda Élite. Siempre supo sacar partido de esa imagen que, en ocasiones, recuerda a una saludable granjera de postal y, en otras, con un toque de rouge en los labios, a una mujer fatal de los años veinte. Pero, ella rebasa el estereotipo: “Yo soy esa clase de chica que parece que sólo puede ser animadora o ex modelo. Visto así es muy frustrante. Tengo belleza pero, ademas, un cerebro y me gusta creer que también tengo talento”. A estas alturas, desde luego ya puede presumir de valía. Premiada con un Emmy por su trabajo en Anatomía…, este año celebra su segunda nominación a un Globo de Oro. Ha superado todos los recelos. “Tengo que decir que ahora me siento una mujer diferente. Ya ni me reconozco, he dejado de ser una persona ingenua. He crecido mucho en los últimos años. Y en eso ha tenido que ver mi compromiso sentimental”. Heigl se refiere a su reciente boda con el músico Josh Kelley, el pasado 23 de diciembre, en una ceremonia muy navideña y cargada de romanticismo. La actriz, de 29 años, fue educada bajo los reglas de la Iglesia Mormona, aunque reconoce que dejó de ser practicante a los 19 años, cuando se mudó a Los Ángeles: “Necesitaba encontrar un sitio para sentirme cómoda. No obstante, mis amigos son mormones, y algunos de ellos son las mejores personas que conozco”. Ahora, se esfuerza por conseguir el equilibrio emocional entre su pareja y su trabajo, “aunque no siempre lo consigo, y voy de un extremo a otro”.

Ser compasivo

La actitud vital de Katherine no dista mucho de la de Izzie; las dos pecan de pasionales. Una prueba de ello es la implicación de la actriz en el asunto que sacudió al equipo artístico de la serie, y que determinó con el despido del actor Isaiah Washington por su actitud homófoba hacia su compañero T. R. Knight. “Defendí a este último porque quise apelar al daño que se puede ejercer sobre los sentimientos. Es muy simple, no se puede discriminar a la gente por ninguna condición. Todos somos humanos, y necesitamos ser compasivos, generosos y amables entre nosotros”, explica la actriz. Su último compromiso social ha sido el apoyo a la huelga de guionistas que azota la televisión estadounidense. Katherine, que ha participado en varios piquetes, ha anunciado que no acudirá a la gala de los Globos de Oro el 13 de enero si este conflicto laboral no se soluciona. “No voy a dejar de lado este problema para ir a una entrega de premios a no ser que me vea obligada por contrato. Y, que yo sepa, no es así”, asegura. Tampoco le es indiferente cualquier asunto relacionado con la profesión médica. En su adolescencia vivió de cerca la muerte de su hermano, y desde entonces lucha también por promover la donación de órganos. “Es el modo más honorable que hay para preservar la memoria de alguien a quien queremos. Es una experiencia difícil, pero es la cosa más humanitaria que he hecho en mi vida”, asegura sobre este gesto de generosidad.

Más que brillante…

Divertida y coqueta, se permite ciertas licencias al hablar de su aspecto. “El trabajo en la serie es muy cansado, grabamos 14 ó 16 horas al día, y acabo muy deteriorada. Y esto me mata porque me gusta aparecer tan brillante como una muñeca”, bromea. A estas alturas, Katherine se lamenta de sentir la presión de la edad. “Tengo 29 años, pero en Hollywood es como tener 90. Como no hayas hecho carrera antes, olvídate, aunque puedes ser una maravillosa actriz de teatro. Por eso, cuido al máximo mi piel y mi cabello. Sin embargo, trabajo más de lo que me conviene…”. Cuando los productores de la serie le preguntaron la posibilidad de salir desnuda, ella accedió a condición de que todo el equipo hiciera lo mismo… Nunca deja que las críticas a su trabajo la afecten: “Sigo el mejor consejo que me dio mi padre –contable de profesión–, si yo creo en las buenas palabras también debo hacerlo con las malas, y lo que hago es no escuchar ni unas ni otras”. ¿Para qué? Ya ha cumplido un sueño de jovencita: “Con 16 años quería ser una importante actriz y me veía conduciendo en dirección a Hollywood al volante de un precioso descapotable rojo”. Materializado este deseo, ahora aspira a producir las historias que le dejen contar como actriz. Aunque, de momento su preocupación inmediata es otra: capear la incomodidad de la fama y lograr entenderla. “Todo está sucediendo demasiado deprisa. Estos últimos meses mi vida se ha convertido en un auténtico torbellino. Estoy trabajando desde los 17 años, pero ha sido ahora cuando ha ocurrido lo que siempre quise. Comencé 2007 con la primera nominación a los Globos de Oro. Esta racha podía haberse quedado ahí, pero, de repente, empezó a ocurrir una cosa tras otra, y el remate ha sido la nominación al Globo… Y, después, mi boda. Sin duda, ha sido el mejor año de mi vida. Estoy agradecida y también nerviosa porque no sé qué pasará en 2008”, explica. De momento, Katherine Heigl agota su luna de miel en México, mientras supera las manías que ha adquirido en Anatomía…: “Me he vuelto un poco hipocondríaca. De diez enfermedades que cura la doctora Stevens, siento nueve, incluido el baile de San Vito”. ¿Alguna receta contra la vulnerabilidad? “Creo que sí: cuantos más premios, mejor”, prescribe.

María José Andrés.
Supertele


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