viernes, 30 de mayo de 2008

Hugn Lauri en la revista Supertele

Por 3ª vez este año la revista SUpertele pone a Hugh Lauri en portada y nos desvela algunos detalles de los episodios finales de la 4ª temporada que la cadena Cuatro emitirá la semana que viene.



Una tragedia sacudirá el final de la cuarta temporada de'House'

Esta vez, el arriesgado médico no ganará la batalla cuando quiera evitar el sufrimiento de su fiel cómplice y lleve al límite su amistad.



Hasta ahora, su amistad estaba fundada en el cariño, la paciencia y la resignación de Wilson (Robert Sean Leonard) y en la insolencia de House (Hugh Laurie). Pero ese reparto de fuerzas se ha visto alterado con la presencia de Amber (Anne Dudek). Zorra Implacable, como la llama el borde galeno, le ha plantado cara, obligándolo a compartir a su amigo. Llevar hasta al límite las relaciones humanas es de nuevo la norma en el final de la temporada de esta serie de Cuatro y Fox TV, que esta vez llega aderezado con un dramático suceso que pondrá a prueba los amarraderos que unen a los dos personajes antagónicos: “El amor es una amistad con elementos eróticos”, dice House. Por eso, él ha querido disfrutar de su parte en la historia que viven su amigo y su ex pupila. Para algo Amber fue aquella ambiciosa aspirante que él despidió y Wilson, su sacrificado colega.

En el plano real

Sean Leonard justifica esta intromisión: “Mi personaje se siente más seguro de sí mismo gracias a su relación con House. Este le maltrata, como a los demás, pero no olvidemos que Wilson no es ningún osito de peluche en sus manos”. Esta curiosa unión se repite también en el plano real. Sean Leonard nos cuenta una anécdota reciente que compartió con Laurie: “En un acto al que acudimos juntos, alguien hizo un comentario sobre la serie y Hugh se tapó los oídos y empezó a canturrear. ¡Parecía un niño de 8 años!”. Laurie, haciendo honor a su flema británica, añade: “No tengo amigos en cualquier lugar. Me gusta tenerlo todo bajo control, pero no la vida de los demás, sino la mía propia”. Parece hablar en boca de House: “He convertido el sufrimiento en una virtud. Es como desarrollar una especie de economía psíquica, y considero que esto es el precio a pagar por el éxito”. Además, Laurie practica algunos de los principios de su personaje, “la negación del placer, las virtudes del ahorro y el trabajo duro”, que adoptó al nacer en el seno de una familia de presbiterianos escoceses. Estos postulados, que ha trasladado a la ficción, están a punto de romperse. Un suceso hará trizas las armaduras emocionales de los amigos. House sufre una accidente que afecta a su memoria. Comienza así una carrera contra reloj para recuperarla y salvar la vida de alguien. El médico pondrá en peligro su propia vida pero, esta vez, en su batalla por burlar el sufrimiento, saldrá perdedor y deberá cargar con la culpa de ver a su compañero roto de dolor. “El corazón de Wilson sangrará más que el de House. Él nunca ha buscado la confrontación y acaba claudicando”, explica Sean Leonard.

Un amor inevitable

House cierra así una de sus temporadas más intensas, marcada por la vuelta de la implacable, y tierna a la vez, Amber: “La actriz había sido despedida, pero recuperamos el personaje, porque nos dimos cuenta de que pensaba igual que House, y Wilson sólo podía enamorarse de alguien así”, revela Katie Jacobs, productora de esta exitosa ficción. Habrá que esperar hasta la siguiente temporada de la serie para saber si esta relación entre House y Wilson se recompone: “Por supuesto hay cosas que nunca cambian. Pero ya conocemos algo más de House, y esto nos ayudará a explorar en la vida de los demás”, adelanta Jacobs. En sus pensamientos está también alcanzar el sueño dorado de toda ficción: superar los 100 capítulos. “Esta vez acabamos en el número 86. ¡Y podré seguir si sobrevivo al accidente!”, declara Hugh Laurie en alusión a lo que le ocurre a House. El actor, al que además vemos en un anuncio de tónica, ha firmado por tres temporadas más. Aprovechará este descanso para aportar algo de sosiego a su vida, alterada por el acoso de la prensa: “Cuando me entrevistan me siento demasiado vulnerable, es como si pusiera mis testículos en un tablero de cortar. Esa es realmente la parte destructiva de todo esto. Y me desespero”. Laurie, que descarga adrenalina con el boxeo, lamenta haberse convertido en la estrella británica más grande de la televisión americana: “Antes interesaba sólo a aquellos a los que les gustaba mi trabajo, ahora algunos incluso querrían que me mataran”.

Estar de paso

Cuando el ritmo de trabajo desciende, Robert Sean Leonard se convierte en un ermitaño: “Me encierro con mi novia, Gabriella Salick, y no echo de menos a la gente. Es como si desapareciéramos”. Y no envidia a su compañero: “Tengo el mejor oficio de Hollywood, y no trabajo tanto como él. Me gusta ser actor y también pasear a mis perros”. Tampoco a Laurie le consuelan los 200.000 dólares que cobra por capítulo: “¡Eso es una exageración!”, exclama. Aunque se siente bien pagado: “Siempre estaré agradecido, pero nunca echaré raíces aquí”. Se refiere a California. Su familia reside en Londres.

María José Andrés
Supertele Nº 846

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